LAS RE-ESCRITURAS DE BOITANI. GIANFRANCO RAVASI
“El autor escribe solo la mitad del libro, la otra mitad corresponde al lector”. Esta afirmación
de Joseph Conrad, aplicable a las Sagradas Escrituras, es la perspectiva que adopta Piero Boitani en
los escritos de su ejercicio de “Re-Escritura Literaria” donde la mayúscula “Escritura” es
fundamental. Porque la Biblia ha sido durante siglos el léxico básico del arte, la literatura, la música
y el pensamiento occidental que ha extraído de sus páginas personajes, acontecimientos, símbolos y
modelos éticos. Por eso, la exégesis bíblica no puede agotarse en la exploración histórico-crítica
sobre la “letra” y sobre el “espíritu” de esas Escrituras, sino que debe perseguir también la
subsiguiente existencia y vitalidad secular. Con el “rehacer la Biblia” de Boitani sucede como con
la música donde la obra se descubre en la partitura y, por supuesto, en su ejecución. Por ello, solo
resta sentarse en la platea y seguir la dirección de Boitani que, como “maestro”, domina esa
suprema partitura interpretada por una extraordinaria orquesta de intérpretes. En el concierto
dirigido por Boitani, once partituras basadas en la Biblia se interpretan según un autor principal,
aunque el conjunto de la interpretación se confía a un impresionante y variado coro. El autor puede
ser Dante o Shakespeare, Milton o Thomas Mann, Saramago o Joseph Roth, testimonios literarios
con los que Boitani evangélicamente extrae de su “tesoro lo nuevo y lo antiguo” (Mateo 13,52),
componiéndolos en una especie de coro a cappella. Véase, por ejemplo, la propuesta que Boitani
hace al lector sobre Dante: “Que elijan al azar un canto de la Comedia y encuentren ecos, alusiones
y referencias a Escritura”, para “ver cómo Dante no reescribe, sino que compone su Biblia”. Otro
horizonte fascinante es el reservado a Shakespeare. El estudioso ha recorrido esa suerte de jardín de
símbolos, historias, personajes y temas cultivados por el Bardo de Avon en los que siempre ha
introducido la flor de las Escrituras en momentos cruciales. Ya en el siglo XX, encontramos el
Moisés de Faulkner invitado en la famosa serie de relatos titulada Baja, Moisés a volver a bajar para
proponer al “viejo faraón dejar ir a su pueblo”, como se lee en el estribillo del “espiritual”
afroamericano Go down, Moses, alimentado por el Salmo In exitu Israel de Aegypto, también
aludido por Dante (Purgatorio II, 46). Y de nuevo Moisés vuelve a escena con un autor que siempre
ha tenido la Biblia como hilo conductor de sus narraciones. Es el Michel Tournier del Eleazar, o el
manantial y la zarza. En 1996, tuve la suerte de conversar con el escritor en Milán y hoy encuentro
en las páginas de Boitani el mapa que sustentó la trama bíblica ideal de su creador. Sin duda
original es también la aproximación a un escritor desconcertante en su referencia a Cristo como es
el ateo José Saramago, especialmente con El Evangelio según Jesucristo, una “re-Escritura” del
Evangelio de Lucas de la mano de Pilatos. Estas y otras “re-Escrituras”, a primera vista blasfemas a
los ojos del cristiano, confirman también la extraordinaria e incluso provocadora fecundidad de la
Biblia, difícil de ignorar incluso en plena secularización.
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