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Mostrando entradas de diciembre, 2021

Piedad. Espido Freire

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 Hace poco me encontré en una conversación en el que algunos estudiosos del arte discutían acerca de arte religioso; superado el escurridizo escollo de diferenciar el arte sacro del de temática religiosa la conversación acabó en una interesante pelea amistosa con la ambición de definir cuál de todas las bellísimas pinturas, esculturas o frescos era la más bella de las realizadas por el ser humano, y cuál la más relevante. No existió demasiada duda respecto a la más hermosa: ante nuestra imaginación y nuestra memoria apareció, cálida y conmovedora, la Piedad de Miguel Ángel, que une al hijo muerto y a su madre. Libre de la cruz y sus rigores, el cuerpo hermoso y herido de Jesús yace en brazos de una Dolorosa tan real, tan corpórea, que su sufrimiento no ha envejecido un solo día. Pero la conversación comenzó a enrevesarse cuando abordamos cuál considerábamos más relevante: para unos, sin duda, la Capilla Sixtina debía encabezar la lista: su Cristo lampiño, su Dios Padre barbado, la cali

DESIGUALDAD 0BSCENA. María de la Válgoma.

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  Hace unos días asistí a un acto que se celebraba en el nuevo hotel de lujo Four Seasons en la madrileña plaza de Canalejas. Con ese motivo me comentaron que el precio de la suite principal costaba el módico precio de veinte mil euros la noche. ¡Veinte mil euros!, pero ¿hay alguien que pueda y quiera gastar veinte mil euros, por dormir en un hotel de lujo una noche? “Es que la habitación tiene cuatrocientos metros cuadrados” me informaron. Tenga los que tenga, aunque tuviera mil, me seguiría pareciendo obsceno. Pensé de inmediato en los chicos que me vienen al despacho, inmigrantes que podrían ya regularizarse, tras años de espera y en el mejor de los casos, trabajando en negro, intentando sobrevivir, y a los que no puedo empadronar porque duermen (viven) en la calle. O las madres solas que han venido en patera y están en un piso en el que ocupan una habitación, que comparten con dos o tres hijos, pero que tampoco pueden empadronarse, porque el arrendador no se lo autoriza. ¿Qué pensa

LA FE EN 50 CARTAS. Card Ravasi

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 Durante el período que pasé como Prefecto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, una de las experiencias más divertidas fue la de hojear la correspondencia y las sorpresas fueron muchas. Por ejemplo, encontré la confirmación de que Cicerón se atrevió a pedir a su amigo Lucio Lucceio que redactara su propia biografía, consciente de su fama, pero fingiéndose humilde. De ahí el proverbio, Epistula non erubescit, “la carta no se sonroja”, porque puede expresar lo que uno no se atreve a decir cara a cara. En otros casos me intrigó la caligrafía, confirmando otro dicho clásico, Gallina scripsit, “escrito por una gallina”. Verba volant, scripta manent, “las palabras vuelan, lo escrito queda”, podemos aplicarlo a la fascinante correspondencia inventada por un conocido teólogo y exégeta alemán, Gerhard Lohfink. Dirigiéndose a una familia ficticia, el matrimonio Westerkamp y su hija Hannah, elaboró una correspondencia de 50 cartas que son la confirmación de una de las trescientas máximas del Orá

Trascender la trivialidad. Francesc Torralba

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 La crisis que padecemos no es solo de carácter sanitario, económico y social. Es una crisis global, una transformación que afecta a todos los ámbitos de la vida, la esfera social, política, educativa, sanitaria, el Estado de Bienestar, las comunicaciones, el sistema de valores. Todo cruje. No sirve mirar a otro lado. Se podía hacer hace unos años. Ahora no. La crisis es sonora y afecta a todo tipo de colectivos. Asistimos al final de un modelo, de un tipo de vida, de una forma social y económica. La crisis afecta la vida mental y emocional de los ciudadanos, la calidad de sus vínculos y relaciones, también su sistema de creencias, de valores e ideales. El efecto que tiene es de carácter global, a pesar de que solamente nos percatamos de sus efectos en el ámbito de lo tangible, de lo visible, de lo que se puede cuantificar. La multiplicación de noticias negativas colapsa el ciudadano de a pie. El estómago ya no da más de sí. Se dilata, desintegra lo recibido, pero el chorro de desgraci