¿Quién nos separa?. Jesús Sánchez Adalid
En estos últimos años han ido tomando cuerpo en la Iglesia actitudes de nerviosismo, de miedo y exasperación ante la realidad que se impone: la descristianización progresiva de la sociedad. Lo cual, en algunos sectores, ha provocado un desconcierto que se ha ido transformando en reacción de autodefensa. También lo observo día a día en mi misma parroquia, entre fieles sinceros. Hay bastantes católicos que están preocupados, desalentados, manifestándose a veces hasta con agresividad. De vez en cuando, incluso algún sacerdote puede sorprenderte con frases tan rotundas y terribles como: «El papa Francisco es masón», «El cardenal Omella es separatista», «El Concilio Vaticano II es un fracaso», «El obispo tal o cual es un hereje»… Uno se queda estupefacto ante la ligereza y la normalidad con que estas cosas se manifiestan. Pero enseguida aparece la raíz de todo, cuando alguien te dice que tales declaraciones se publican diariamente en medios pretendidamente cristianos que tienen gran difusi