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Mostrando entradas de noviembre, 2021

LOS HERMANOS MARISTAS. Francisco Vázquez Vázquez

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 En este pasado verano, una denuncia sobre presuntos abusos sexuales en un colegio de los H.H. Maristas, que según la víctima habían sucedido hace unos cincuenta años, fue convertida por el periódico pro-gubernamental “El País”, en un escabroso folletín sobre la existencia de prácticas pederastas en los colegios de esta orden religiosa, que a tenor de lo publicado más que una institución dedicada a la enseñanza parecía una asociación criminal de depredadores de sus alumnos. Semana tras semana, durante los meses de junio y julio, de manera destacada se recogieron innumerables testimonios de personas que declaraban haber sufrido en algún momento de su etapa escolar en los colegios de los Hermanos Maristas, acosos e incluso abusos carnales por parte de algunos de sus antiguos profesores, la mayoría de ellos ya fallecidos, debido al largo tiempo transcurrido. Bajo el señuelo de un supuesto periodismo de investigación, a los tristes relatos de los denunciantes, siempre dignos del mayor de l

Estética de la luz. Espido Freire

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 Se consideró necesario anunciarlo de manera evidente, y en Juan 8:12 podemos leer: Yo soy la luz del mundo; el que me siga no andará entre tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Durante la Edad mMedia, la búsqueda de esa luz se convirtió en una nueva obsesión: la claritas, la luminosidad, no podía disociarse de la belleza, y por ende, de Dios de quien procedía todo lo bello, lo bueno y lo dotado de forma. Si una de las señales más claras del abandono de la fe radicaba en sentirse perdido en la oscuridad, y la petición de ser iluminado brotaba de manera natural en el creyente, poco faltaba para que se entablaran discusiones sobre este tema, para que el acceso a este misterio requiriera de una metodología de la que se ocupó el propio Santo Tomás de Aquino. La luz permitía que lo bueno se revelara a los ojos humanos. Y cuando esa teoría se volcó en el arte que glorificaba a Dios los edificios cambiaron para elevarse hacia lo alto y permitir que en sus paredes, mucho más ligeras, l

¿Y por qué no? Jesús Sánchez Adalid

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 En el inicio del proceso sinodal, al final de sus palabras, Francisco hizo una llamada: “no nos dejemos abrumar por el desencanto, no diluyamos la profecía, no terminemos por reducirlo todo a discusiones estériles”. Me impresiona mucho esta insistencia tan explícita del Papa. Me parece que es la clave. Porque, al menos en España, se constata cierta resistencia a las reformas emprendidas. Negar esto es cerrar los ojos ante la evidencia. Falta entusiasmo y no son pocos los que muestran con significativos silencios su oposición a un verdadero y profundo cambio en la Iglesia. También en privado hay quien se opone abiertamente a esta iniciativa que consideran inútil o peligrosa. Por no hablar de los agresivos ataques e incluso los insultos proferidos en determinados medios ultraconservadores, amparados en el cobarde anonimato de la red. Todo esto es muy humano. El miedo al cambio suscita una serie de reacciones. Ante lo novedoso y desconocido, surgen mecanismos de defensa: arrogancia, auto

EL CRISTO DE VELÁZQUEZ. GIANFRANCO RAVASI

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 La horrible ejecución por crucifixión fue ampliamente practicada por los Romanos con esclavos y rebeldes de las provincias de su imperio. La cruz consistía en un leño clavado en el suelo al que se añadía un travesaño que portaba el condenado hasta el lugar del suplicio. Es san Pablo quien exalta el significado teológico de la cruz a la que ve como el símbolo fundamental de la fe cristiana, la cumbre de la Encarnación. Este símbolo ha marcado no solo la fe cristiana, también el arte y la literatura de todos los siglos. Lo ha hecho con la obra de Miguel de Unamuno, dedicado a la filosofía y al ensayo, -con obras célebres como Del sentimiento trágico de la vida (1923) y La agonía del cristianismo (1925) -, y también a la ficción, a la poesía e incluso al teatro. Tomaremos uno de sus poemas, El Cristo de Velázquez, 2538 endecasílabos sueltos distribuidos en cuatro partes desiguales, publicado en 1920. La inspiración surge para Unamuno de la contemplación de un cuadro del pintor español de